El albañil mirón
En la cuadra de mi casa estaban haciendo una casa típica de barrio. Cada vez que pasaba, de vuelta de mi trabajo, sentía que me miraban desde la obra, pero me daba vuelta y no se veía nada dentro. Uno de esos días, entre las chapas de zinc que cubrían parte del frente, alcancé a ver una silueta de hombre, pero al descubrir que me detenía se escondió rápidamente dentro de la construcción. Los días pasaron hasta que una siesta lo vi. Esta vez no estaba espiando, sino que revocaba una pared interna que se veía por el hueco de una futura ventana. Me detuve y nuestros ojos se encontraron, él se asustó un poco, cambió la mirada como haciéndose el distr aído, pero a poco la curiosidad (o el deseo) hizo su parte. Volvió la mirada y la sostuvo el tiempo suficiente para que entendiera lo que deseaba. Era un hombre de unos cuarenta años, del tipo oso, bastante barrigón y con gruesas piernas y brazos. No era un cuerpo fofo, sino firme, acostumbrado al trabajo físico. Le faltaba algo de...