Gozo en las penumbras


 Visitar Buenos Aires es una experiencia gratificante cuando se va por placer y se tiene dinero para gastar.

Esa primavera fresca la gran capital se ofrecía tentadora para una pareja gay del interior que visitaba la ciudad y le ofrecía sus luces y también sus sombras...

Lo cierto es que F. y A. deseaban una estadía condimentada de erotismo, placer y buenos recuerdos. La búsqueda se orientó hacia lugares donde se practicara algún tipo de actividad sexual anónima y rápida. Al segundo día, por la noche, se dio la oportunidad y no la desaprovecharon. Fue en un lugar para encuentros fugaces en el centro turístico de la gran urbe.

Los neones violáceos de la entrada confirmaron que el lugar estaba preparado para el tipo de contactos que la pareja buscaba. Al entrar deambularon por los diversos espacios del penumbroso sitio. Había pequeñas habitaciones para practicar "glory hole" (o fellatio a través de un hueco por donde traspasa el pene a otra habitación donde alguien le practica la deliciosa succión a alguien que ni siquiera ve).

Ellos prefirieron el tunel o dark room del lugar, un laberinto casi en total penumbra donde los hombres presentes pueden practicar sexo express, transas y ese tipo de placeres en forma anónima, grupal o individual. Apenas entraron se ubicaron en un rincón y comenzaron a besarse y la transa fue subiendo de tono hasta ponerlos muy calientes, a la espera de alguien que quisiera compartir tanto placer gay.

A los pocos minutos alguien se acercó y comenzó a tocar a F., A. no tardó en notar la escena pero no dijo nada. Luego F. se besó apasionadamente con el desconocido mientras el anónimo intruso comenzó a manosearle el endurecido bulto al mayor de la pareja. Mientras lo besaba, nuestro recién llegado trataba de bajarle la bragueta y sacar el pene erecto de F. Luego de tantas caricias logró a duras penas sacar el grueso miembro de la bragueta del ceñido jean. F. respiró hondo mientras el desconocido, con total decisión, comenzó a chuparle la pija. F. lo tomó de la nuca y trataba de que el desconocido se tragara la gruesa verga. Al toque su pareja se dio cuenta y le dijo jocosamente: "te están chupando el pingo"... F. estaba muy copado, reconoció con un "sí" rotundo y comenzó a transar a su pareja mientras el desconocido seguía felándolo con todas sus ganas. Luego el anónimo (le llamaremos 1) subió y siguió en la transa habitual con F. Al toque A. se apartó un momento de su pareja y del anónimo 1. Luego F, que estaba muy entretenido con una nueva chupada de su misterioso compañero sexual, sintió a A. gimiendo con un gozo ahogado a unos centímetros de distancia. Al instante F sintió que A. le tocaba la mano con la suya y le acercaba un brazo nuevo, desconocido y muy caliente. F. lo tomó en su mano y tras acariciarlo se dio cuenta de que el supuesto brazo no era otra cosa que una descomunal pija, muy gruesa, tanto como jamás había visto o sentido F. Sin pensarlo la maquinaria infernal de aquel cuarteto espontáneo comenzó a funcionar. A. transaba con el anónimo recién llegado (2 le llamaremos) mientras el anónimo 1 seguía con F, alternando la chupada con besos muy fuertes. F., por su parte, acariciaba el enorme miembro de anónimo 2 y comenzaba a desear tratar de tragar ese enorme aparato. Mientras tanto, A. seguía transando con el dueño del enorme miembro y a acariciando la fabulosa verga. Luego F. recibió, de A., el falo muy duro del anónimo 2 y tímidamente lo puso ante su boca, sin saber cómo podría tragar algo de esa cosa tan gigantesca. Nunca había tenido en la mano algo igual, y comenzó a abrir los labios y a recorrer con la lengua el desproporcionado glande. Los besos apasionados se sucedían con las chupadas de los miembros y el grupo solo gemía, y gozaba entre suspiros entrecortados.

Casi sin darse cuenta la enorme pija fue entrando en la boca de F. casi un tercio, pero llenaba sobradamente su cavidad bucal . Como F. no podía tragar esa cosa decidió recorrerla con la lengua para saborearla mejor y para dar un placer extra al desconocido. El dueño del miembro le susurró, muy excitado por la fellatio que le estaba haciendo F., a A.: "qué bien la chupa tu pareja" y continuó gozando con ambos.

Luego de un rato todos se masturbaban, pero anónimo 2, el dueño de la espectacular pija, pidió a su pareja que encendiera la luz de un celular y continuó sacudiendo vigorosamente su miembro descomunal. La luz tenue apenas dejaba adivinar que el dotadísimo porteño era un hombre de edad madura, de unos 50 años. Luego de un momento llegó el orgasmo. Ese enorme pene escupió larga y abundamentemente su carga de semen. que se perdió a chorros en la oscuridad del tunel. Luego, la luz se apagó, solo hubo un par de besos de lengua en la oscuridad y las dos parejas se separaron, sin saber con quien habían estado esa noche inolvidable.


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